Cualquier persona que pueda afrontar los gastos de vacacionar, es libre de viajar en primera clase en aerolíneas comerciales, de hospedarse en hoteles cinco estrellas, comer en restaurantes con estrella Michelin; o comprar carteras de marca, usar anillos, brazaletes y collares caros, por ejemplo, es parte del esfuerzo que eso conlleva.
Aún faltan días para que el verano de 2025 termine, pero vaya que ha sido para recordar en las filas de Morena.
En distintas redes se ha evidenciado los lujosos gustos de destacados morenistas no sólo en sitios para vacacionar y hospedarse, sino también carísimas prendas de diseñadores de alta gama, y propiedades que valen millones de pesos y ahora están a sus nombres o son habitadas por ellos.
El radicalismo que enarboló, y que de hecho sigue, el fundador de ese movimiento y expresidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, AMLO, es el tema central de la vida de lujos de destacados miembros de su partido.
Mientras que López Obrador, recomendaba mantenerse con sólo lo necesario, e incluso acuñó el término de “fifís” a quienes hacían uso y estruendo de lujos en la vida política, en la vida empresarial y social, hoy los morenistas son los protagonistas de las mismas prácticas.
Eso de cosechar en el patio de casa los alimentos propios, vivir con 200 pesos en la cartera y comer en changarros a lo largo y ancho de la República, quedó atrás. Los correligionarios del partido de AMLO no lo siguieron… ni siquiera sus hijos.
Terminada su presidencia e iniciada la de la doctora Sheinbaum, los morenistas se desataron.
Marcas de diseñador, viajes internacionales con hospedajes de cinco estrellas, cenas de miles de pesos, pasajes en primera clase. A los siete años de Morena en el poder, la bonanza económica de algunos de sus militantes, no de todos, se hizo patente.
El hijo del expresidente, Andrés Manuel López Beltrán, conocido como Andy, en redes sociales publicó un documento para justificar su viaje a Japón, mismo que había sido exhibido en medios de comunicación precisamente por ir contra los preceptos de su padre, no sólo de no hacer viajes al extranjero, sino de hospedarse en lujosos hoteles o comer en lujosos restaurantes.
Mario Delgado, exdirigente de Morena y secretario de educación, ha debido salir a hacer no una, sino dos aclaraciones: primero sobre su viaje de lujo a Lisboa, Portugal, el cual justificó que realizó con sus propios recursos y no con los del Estado, cuando la incongruencia no es esa, sino la vida de lujos que tanto ha repudiado López Obrador y después sobre la compra de un “depa” en el Paseo de la Reforma.
Definitivamente el verano de 2025, el primero de la Presidencia de Claudia Sheinbaum, es el que exhibió a los morenistas, los hizo atiborrar las redes sociales de réplicas, aclaraciones y justificaciones sobre la incongruencia de ser de Morena y no vivir, ni en la austeridad republicana, ni en la justa medianía.
Buen fin de semana, la frase: Sé fuerte, pero no grosero. ¡Ánimo!