Salvador Borrego

BORREGO DIXIT
La fuerza de Lula tiene como soporte fundamental a los sectores pobres brasileños, así como en México son el mayor soporte de AMLO y Morena, pero son los que menos acuden a las urnas.


Los adversarios de AMLO siguen fracasando, ni en circunstancias tan favorables para ellos como el Guacamaya Gate y El Rey del Cash, han logrado avances significativos.


Es claro que la idea de un presidente militar la sembró Adán Augusto López, quizá en el propósito de que la gente ya no piense en los guacamayazos y anda tratando de desviar la atención con temas extraños.


AMLO y los suyitos tratan de conjurar un desplome severo para AMLO, el gran y único bastión de la mal llamada Cuarta Transformación.


Pese a lo duro de la evidencia del hackeo, el cash sigue comprando amor.


El famoso "cállate chachalaca" convirtió la holgada ventaja en 2006 en una derrota que hasta la fecha no reconoce, ¿Qué le pasará a AMLO ahora con otra ave, la guacamaya?


La información de sus desfiguros, los indicadores políticos que muestran signos de deterioro y la experiencia de cómo han terminado otros presidentes que parecían imbatibles y eternos, fortalecen mi opinión sobre AMLO.


Esa fuerza que ahora tiene, para hacerse efectiva en las urnas, requiere de ilegalidades para el acarreo y de la participación del crimen organizado, como una rama o brazo armado de los “servidores de la nación”.


A pesar de que a AMLO se le cae el país en pedazos, se mantiene con buena popularidad: Sin ser la única razón, gracias al apoyo involuntario de sus detractores más rabiosos, que abonan al contexto de polarización.


Cada día se fortalecen los más funestos futuros posibles para el presidente López Obrador.


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