En estos últimos años han ocurrido diversos desastres como inundaciones, huracanes, sismos, sequías o deslaves que han devastado algunas zonas del país y si bien la ayuda llega tarde o temprano, lo cierto es que tarda un tiempo en arribar, lo cual dificulta la atención de la población damnificada y ralentiza la recuperación.
Es por ello que cada vez son más las voces desde lo local que claman por la vuelta del FONDEN o por la instauración de un mecanismo similar. Al ser cuestionada al respecto, la Presidenta Claudia Sheinbaum declaró que el FONDEN había sido un espacio lleno de corrupción y desvío de recursos, y no le falta razón, no se puede negar que no todos los recursos de dicho fondo llegaron a la población afectada, sin embargo, no tiene por qué regresar al esquema anterior, se puede innovar en un nuevo fondo para desastres.
Es decir, lo importante es que haya una bolsa de dinero lista desde el Gobierno Federal para que, ante contingencias naturales y emergencias, se pueda usar de forma inmediata para prestar auxilio a las zonas afectadas, precisamente para mejorar la capacidad de reacción y un buen punto de partida es que en su diseño se identifiquen los factores que propiciaron la corrupción en el FONDEN, para que los mismos no se repitan.
Lo anterior debido a que los desastres naturales no van a cesar en el futuro, al contrario, todas las proyecciones indican que van a aumentar debido al fenómeno del calentamiento global, por lo que serán necesarios más recursos para hacerles frente, de forma que como país tendremos que afrontar el problema.
Incluso se podría pensar en un esquema en donde parte de los beneficios que se generan por la participación de la SEDENA en determinadas industrias alimenten dicho fondo, de manera que se cuente con una vía de ingresos constante.
