Rogelio RÃos
A Trump y sus seguidores les llegó la hora de rendir cuentas y asumir en los tribunales las consecuencias de sus actos, como debe ser en una nación de leyes y estado de derecho.
Los simpatizantes obradoristas caen en una trampa de la lógica: creen que la legitimidad con la que ganó en las urnas en el 2018 da lugar, automáticamente, a la racionalidad en la conducción de su gobierno, nada más lejando a la realidad.
Acusar de “traición a la patria†a la oposición “conservadoraâ€, como lo hizo Juárez y hoy lo hace López Obrador, es utilizar el lenguaje de la Historia Oficial y aceptar la narrativa escrita mañosamente por los vencedores.
La rendición de cuentas que ya llegó a Florida no tardará en llegar al lugar del retiro dorado de AMLO: su finca chiapaneca “La Chingadaâ€.
En el campo de batalla de Ucrania la humanidad se juega su futuro, entre los que quieren desterrar para siempre las guerras y a los tiranos y los que que sólo se sienten protegidos con los autoritarios.
El Gobierno de López Obrador ya abandonó el espÃritu del TMEC (el deseo común por la integración económica) y sólo mantiene la formalidad del Tratado.
La toma de decisiones sobre polÃticas públicas, bajo la Cuarta Transformación, llega a niveles absurdos y demenciales alejados por completo de la racionalidad cientÃfica y el estudio de datos y evidencias.
La perspectiva francesa de la polÃtica internacional es un contrapeso indispensable a la perspectiva anglosajona que predomina en los medios de comunicación y cÃrculos académicos.
¿Cómo puede alguien llevar con dignidad los asuntos de México ante el Presidente de Estados Unidos si ni siquiera sabe anudarse la corbata?
Posiblemente el tabasqueño dirá "ya ven, yo sigo en el poder porque estoy haciendo las cosas mejor que Trump y Johnson, me hubieran preguntado antes cómo hacerle".
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