California dreamin'

Adolfo González

NAVEGANDO A ESTIMA
Las cosas están llegando, de ambos lados de la frontera, a un punto en que empiezan a no haber palabras para definir lo que vivimos. 
11/06/2025

“Entiendo cómo; aún no entiendo por qué”, George Orwell.

A Claudia se le acumula el trabajo y no siempre le atina en el manejo de las situaciones. En la semana en que Morena debería celebrar su triunfo en la elección judicial (no piensen en la participación ni en la legitimidad, sino simplemente en que se salieron con la suya), lo primero fue darse de bruces con la OEA. Resultó que la misión observadora de la Organización de Estados Americanos criticó los comicios, y en su informe, los calificó de apresurados, con numerosos errores de forma y de criterio. En resumen, desaconsejó al resto de estados integrantes procesos parecidos. Claudia, de inmediato, replicó que esa opinión excede las funciones de la OEA, por tratarse de “asuntos políticos”. Vaya, creía yo que se trataba de la independencia judicial, no de la politización de los jueces. Por la boca murió, en este caso, el pez, pero al cabo que el tema ha pasado al vertiginoso olvido de estos tiempos líquidos que vivimos, porque el ruidoso vecino del norte ha vuelto a hacer de las suyas.

Trump ha pasado de los golpes arancelarios a los golpes callejeros. Esto es lo que sucede cuando, a ambos lados de la frontera, padecemos gobiernos que son cuñas de la misma madera populista. Las cosas están llegando a un punto en que, además de las crisis política, social, moral, económica e institucional, da la sensación de que tenemos otra, de carácter sintáctico. Porque empieza a no haber palabras para definir lo que vivimos. Días antes de las redadas contra migrantes, y aquí puede estar una de las claves del súbito redoble autoritario estadounidense, los inseparables Donald y Elon, Elon y Donald, se pusieron a la gresca por lo que parecen cuestiones fiscales. Y uno de los dos multimillonarios, Musk, sacó a relucir que el otro, Trump, sale en las famosas listas de Epstein sobre abusos sexuales, de las que todos hablan pero pocos o ninguno han visto.

Sobre este desencuentro hay que ser breves y claros. El punto sobre Elon Musk es que o mintió antes, cuando brindó su apoyo incondicional al actual presidente USA, o miente ahora. No hay una tercera opción. Dicho de otro modo, si la lista Epstein era antes una patraña, no puede ser ahora artículo de fe, ni viceversa. Esta riña de gatos, que ha producido mucho meme pero poca reflexión, nos avisa de algo más peligroso: el problema de la excesiva injerencia del poder económico en el plano político. Y resulta que, vaya casualidad, en plena discusión entre millonarios, la administración Trump decide iniciar unas redadas antinmigración, que han dado pie a una crisis sin precedentes recientes entre los gobiernos mexicano y estadounidense.

La brutalidad policial ha desencadenado una serie de protestas violentas, que ya se han bautizado como la “insurrección de California”. El sueño californiano, como cantaron The Mamas and The Papas, habla cada vez más español. El manejo diplomático de ambas partes ha sido, digámoslo sin ambages, lamentable, sin que ninguna de las dos tuviera en cuenta que estamos de lleno en una fase crítica de la relación entre ambos regímenes. He leído que las formas diplomáticas se mantendrán, pero no lo tengo tan claro cuando, al más alto nivel, se acusa desde el norte a Claudia Sheinbaum nada menos que de instigar las protestas, y de ser parte de una operación de desestabilización dirigida contra la soberanía estadounidense. Si no estuviéramos acostumbrados al mal tono general que se utiliza desde la administración Trump, diríamos que la cuestión es de una gravedad inusual. 

Sin embargo, conviene quizá ser cautelosos y analizar no el cómo, que casi lo sabemos, sino el por qué están sucediendo estas algaradas precisamente ahora. Que cabía la posibilidad de una protesta no escapaba a nadie, que de pronto se haga de manera organizada y, por cierto, bastante fotogénica, da qué pensar. Y que el epicentro sea justamente en California, también. Por supuesto que hay que condenar con firmeza el abuso policial, pero conviene, sobre todo desde el gobierno mexicano, ser extremadamente cautelosos para no justificar violencias callejeras que en nada favorecen la imagen de los connacionales al otro lado de la frontera, y que puede dar lugar, y es probable que lo haga, a un proceso interminable de acción, reacción, otra vez acción. Eso, por más que, de manera natural, los mexicanos cierren filas con su mandataria frente al enemigo exterior, que además es el habitual. No pondré en duda que los participantes en las protestas sean, en efecto, migrantes, pero me resulta más extraño que su situación sea ilegal, y más raro aún que de repente se hayan coordinado de manera tan efectiva. Hay una mano detrás, y desde luego no creo que sea la del gobierno mexicano. 

Ocurre que, cuando a ambos lados de la frontera hay en el poder gente que no desea dirigir, sino controlar, o incluso humillar, las instituciones, se cruza con demasiada frecuencia el límite de la irresponsabilidad. Claudia ha negado contundentemente las acusaciones de instigar las revueltas. Pero hace pocos días en San Luis Potosí volvió a ser más lenguaraz de la cuenta acerca de las remesas. Las palabras textuales fueron: “de ser necesario, nos vamos a movilizar”. Mejor le iría siendo dueña de sus silencios que siendo esclava de sus palabras, y ahora tendrá que vigilar mucho más el tono. No obstante, aquí lo importante es que, si hubiera habilidad política, debería ser el momento de reconducir la situación y hacer el sumamente necesario replanteamiento del problema migratorio con una reforma decidida y coordinada desde las más altas instancias. Pero para eso haría falta que, en el norte, se abandonaran el racismo y la demagogia populistas, y, en el sur, se trabajara a fondo en crear riqueza en el interior y se dejara por fin de ver a los migrantes como máquinas expendedoras de remesas. Con quienes están al mando, me temo que el pronóstico no es optimista.

adolcafe@yahoo.es



ADOLFO GONZÁLEZ es Historiador, reside en España, y es analista político especializado en la interpretación de la metodología de Saba Consultores de medición de la opinión pública. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de Mobilnews.mx.

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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