México es la 15 economÃa más grande del mundo, con 1.27% del PIB global. Tiene un tamaño similar al de Indonesia y es un poco más pequeña que la economÃa de España que representa 1.5% del PIB del mundo. En la última expansión económica, del 2010 al 2018, el PIB de México creció en promedio por año 2.5%. De hecho, podrÃa haber crecido más rápido, pero asuntos como bajo nivel de escolaridad, inseguridad, corrupción y falta de eficiencia en el gasto público, entre otros factores, frenaron el crecimiento. En ese entonces, México tenÃa el potencial para crecer 4% por año.
A partir del 2010 el gasto público en inversión fÃsica empezó a caer, lo que a la larga mermarÃa el crecimiento económico. A esta sigilosa catástrofe de caÃda en la inversión fÃsica de origen público se sumó el golpe de la cancelación de construcción del NAICM en el 2018. La consecuencia inmediata fueron recortes en la calificación crediticia, alzas en el tipo de cambio y un ambiente incierto sobre el futuro de México.
En el 2019 los capitales empezaron a salir de México y el año cerró con una ligera contracción del PIB, a pesar del crecimiento positivo de Estados Unidos, con quien México tiene una correlación importante vÃa exportaciones. El ambiente para hacer negocios empeoró y la inversión fija bruta, que se necesita para el crecimiento económico en el largo plazo, empezó a descender. Los economistas no terminábamos de ponernos de acuerdo si lo del 2019 habÃa sido o no recesión, cuando llegó la pandemia.
Con el covid19, el PIB se desplomó 8.4%, siendo la mayor caÃda desde la gran depresión en 1932. El peso mexicano se depreció de manera significativa alcanzando el tipo de cambio un nivel máximo histórico de 25.78 pesos por dólar y los capitales volaron, no solo de México, sino de todo lo que podrÃa ser riesgoso. Era comprensible por la pandemia, por el escenario digno de una pelÃcula de terror. El 2020 se terminó con una salida de capitales histórica, pero también el 2021 alcanzó una fuga histórica, mientras que otros paÃses observaban el regreso de los capitales a su paÃs. Con eso, ya no podÃa echarse la culpa a la pandemia. Era evidente que habÃa miedo para invertir en México, aunque solo fuera en instrumentos financieros.
En México, la recuperación económica se ha dado, ante la falta de apoyo fiscal, como un hueso que se quiebra y “pega chuecoâ€. La recuperación ha estado colgada del crecimiento de Estados Unidos, tanto por las exportaciones como por las remesas que llegan del exterior. De manera interna el crecimiento más bien se ha frenado, o al menos eso es lo que perciben los especialistas del sector privado encuestados por Banco de México, que responden que la inseguridad y las polÃticas económicas internas son los factores que más han frenado la economÃa.
Algunas iniciativas, como la que obligarÃa al Banco de México a comprar dólares y la recientemente votada iniciativa de contrarreforma eléctrica, han dejado rastros de incertidumbre.
México no ha terminado de recuperarse y aún falta un largo camino, pues tras la caÃda de 8.4% en el PIB del 2020, el PIB creció 5% en el 2021. Aunque es un crecimiento alto, comparado contra el promedio al que crecÃa México, fue solo un efecto rebote que no alcanzó a resarcir la pérdida del 2020.
Para el 2022 se estima que México crecerá alrededor de 1.5%, pues el nivel de inversión fija no da para más, a menos que se generen polÃticas públicas que incentiven el crecimiento, pero esto se ve poco probable.
Con un crecimiento anual de 1.5% la economÃa mexicana recuperará el PIB pre crisis en el 2024 y en términos per cápita en el 2036. De hecho, de las 50 economÃas más grandes del mundo, México ocupa la posición 44 en términos de recuperación económica.
A todo este panorama se agrega la alta inflación, que ha sido consecuencia de la pandemia y de la guerra. Esto implica que México atraviesa una estanflación, que es lo peor de dos mundos: bajo crecimiento y alta inflación.
También está el riesgo latente de recortes en la calificación crediticia. Con bajo crecimiento y polÃticas que frenan a la economÃa no hay forma de financiar los proyectos y de detener la bola de nieve del mayor gasto público por PEMEX, transferencias y creación de nuevas empresas del gobierno, como la de litio.
Con todo esto, parece que México no ha tocado fondo y peores cosas podrÃan pasar a la economÃa si no se corrige el camino. La última amenaza es el control de precios y pactos, que de aplicarse podrÃan generar escasez y una rampante inflación que además no podrá ser medida correctamente.