En Coahuila, Morena se ha convertido en un tablero donde las piezas parecen responder a una sola mano: la de Ricardo MejÃa Berdeja. El diputado federal del PT ha sido señalado, particularmente por el alcalde de Piedras Negras, Jacobo RodrÃguez, como el artÃfice de un “sabotaje permanente†contra administraciones municipales, no solo de la oposición sino también aquellas emanadas de la misma llamada Cuarta Transformación.
El edil acusa que los regidores de Morena y del PT, actúan bajo consigna: votar en contra de todo, sin razones de fondo, con el único objetivo de debilitar a los gobiernos locales. No es un caso aislado, sostiene, sino un patrón que se replica en varios municipios de Coahuila. A decir del alcalde, Ricardo MejÃa ha hecho del bloqueo sistemático una estrategia polÃtica, no para fortalecer a la ciudadanÃa, sino para imponer una lÃnea de confrontación.
Y mientras tanto, en Saltillo, el eco de esas disputas también se deja escuchar. El miércoles, los regidores de Morena votaron en contra del sistema de transporte “Aquà Vamos Gratisâ€, un programa con impacto social para beneficiar a los usuarios de este servicio.
El regidor de Movimiento Ciudadano, Mitchel Márquez, no dudó en criticar la postura de quienes rechazaron el proyecto, recordando que muchos de ellos ni siquiera usan el transporte público. “Es muy fácil criticar desde el carro, cuando no se depende del camiónâ€, dijo.
Ricardo MejÃa, en cambio, ha preferido guardar silencio frente a las acusaciones de sabotaje en su contra y refugiarse en el discurso del respaldo a Lorenzo Menera, gerente de SIMAS, a quien defiende como si fuera su brazo operativo en la frontera. A Jacobo lo acusa de querer privatizar el agua, pero evita responder sobre su propia estrategia de confrontación. Su narrativa se centra en la victimización y en la denuncia de supuestos ataques polÃticos, mientras se blinda tras publicaciones en redes sociales evitando preguntas de los reporteros.
La pregunta inevitable es: ¿En Coahuila quién representa realmente a la 4T? ¿Es MejÃa, con su juego de presiones y bloqueos, o son figuras como Diego del Bosque y la propia dirigente nacional, Luisa Maria Alcalde, a quienes el propio MejÃa ha desplazado de la influencia de Morena en Coahuila? No hay que olvidar que Alejandra Salazar lo respaldó en su pugna contra Armando Guadiana cuando ambos competÃan por la gubernatura, y la regidora hoy enfrenta enemistades internas y hasta pleitos con su hija, Cecilia Guadiana, quien, irónicamente, ha tomado partido por el alcalde Jacobo.
Lo cierto es que Morena en Coahuila parece tener más pleitos internos que banderas comunes. Y mientras MejÃa se empeña en golpear al gobernador Manolo Jiménez, la presidenta Claudia Sheinbaum reconoce avances en temas tan sensibles como la seguridad, dejando en claro que la lÃnea nacional no coincide con la del diputado petista. Basta recordar que en su más reciente visita al estado, Sheinbaum ni siquiera lo invitó. Para la mandataria, MejÃa es un traidor, alguien que dinamitó desde adentro la candidatura de la 4T a la gubernatura.
Al final, lo que queda en el aire es la incertidumbre sobre quién marca la pauta de Morena en Coahuila. ¿Es Ricardo MejÃa, que opera sin cargo en ese partido pero con evidente control sobre regidores y discursos, o son los presidentes de los comités estatales y nacionales quienes deberÃan trazar el rumbo? Si la lÃnea se dicta desde el petista y no desde las estructuras formales del partido, entonces los liderazgos de Morena enfrentan un dilema serio: o recuperan la autoridad interna o aceptan que, de facto, MejÃa les ha arrebatado el mando.
Si Morena y sus aliados no definen pronto un rumbo claro en Coahuila, el costo polÃtico podrÃa ser irreversible. No se trata solo de la próxima elección, sino de la credibilidad de un movimiento que prometió transformación, pero que hoy parece atrapado en luchas internas que amenazan con fracturarlo desde dentro.