Como mujer afroamericana se labr贸 su propio camino como estudiante y profesionista en la abogac铆a, su trayectoria en el trabajo comunitario, y el encuentro y romance con Barack que cambi贸 su vida
Su toma de conciencia desde temprana edad sobre que el color de su piel podr铆a ser, si no asum铆a una personalidad fuerte, una condena sobre su destino.
Al igual que en el caso de la Jueza Ruth Bader Ginsburg, la admiraci贸n de muchas mujeres mexicanas hacia Michelle Obama es palpable y ambas figuras son fuentes de inspiraci贸n para ellas.
Apenas lleg贸 a librer铆as mexicanas el libro 鈥淏ecoming, Mi Historia鈥, en la edici贸n en espa帽ol de Editorial Planeta, me propuse abordar la lectura de un libro que no me decepcion贸 ni lo har谩, estoy seguro, cuando ustedes lo lean.
No voy a relatarle aqu铆 el contenido general, no deseo echarle a perder de antemano su lectura, sino que resaltar茅 el papel important铆simo de Michelle como mujer afroamericana que se labr贸 su propio camino como estudiante y profesionista en la abogac铆a, su trayectoria en el trabajo comunitario, y el encuentro y romance con Barack que cambi贸 su vida.
Todo ello sucedi贸 en el marco de esa ciudad maravillosa que en lo personal me resulta Chicago, un verdadero 鈥渕elting pot鈥 de grupos 茅tnicos, migrantes, idiomas, culturas, lenguaje, etc茅tera, y que, a orillas del Lago Michigan, es una metr贸poli vibrante de gente, m煤sica, pujanza econ贸mica, museos y deportes de alto nivel, un lugar incomparable.
En ese marco, en el South Chicago duro y marginal, discriminado y venido a menos en comparaci贸n con otras zonas de esa ciudad, naci贸 y creci贸 Michelle. Toda la primera parte de su libro, 鈥淢i Historia鈥, la dedica a narrar los avatares por su vecindario, las escuelas, los parques p煤blicos de su infancia, y en particular su toma de conciencia desde temprana edad sobre que el color de su piel podr铆a ser, si no asum铆a una personalidad fuerte, una condena sobre su destino.
鈥淗e sido estudiante negra de clase trabajadora en una elegante universidad cuyo alumnado es mayoritariamente blanco. He sido la 煤nica mujer, la 煤nica afroamericana en lugares de todo tipo. He sido novia, madre primeriza estresada e hija desgarrada por la tristeza. Y hasta hace poco fui primera dama de Estados Unidos, un trabajo que si bien oficialmente no lo es, me ha brindado en cualquier caso una plataforma que nunca habr铆a imaginado鈥, escribe Michelle.
鈥淧ara m铆 fue un desaf铆o y una lecci贸n de humildad, me elev贸 y me empeque帽eci贸, a veces todo al mismo tiempo鈥, agrega.
A lo largo de sus ocho a帽os en la Casa Blanca, yo escuch茅 en M茅xico reacciones diversas de amigos hombres y mujeres respecto a la primera dama, aunque siempre les dec铆a, medio en serio y medio en broma, que en realidad ella era la inteligencia detr谩s del trono, tal como siempre lo consider茅 en el caso de Hillary Clinton.
Michelle y Hillary, dos mujeres y brillantes abogadas, ambas con una personalidad propia totalmente definida y que nunca estuvo a la sombre de sus maridos, sino que, por momentos, los rebasaban, era mi punto de vista.
De ah铆 iniciaba la discusi贸n y largas charlas entre quienes estaban a favor o en contra de mi postura, pero lo interesante es que ambas primeras damas eran siempre un tema de conversaci贸n entre los mexicanos, con m谩s intensidad que la atenci贸n escasa que prest谩bamos a las primeras damas mexicanas, las cuales desempe帽aban roles de vida y trabajo diferentes a sus contrapartes norteamericanas.
En la memoria colectiva de Estados Unidos se encuentran primeras damas como Rosalyn Carter y Barbara Bush, muy apreciadas en sus 茅pocas. Tambi茅n est谩n las que han vivido y acompa帽ado a sus maridos en la Casa Blanca por dos periodos: Laura Bush, Hillary Clinton y la propia Michelle Obama. Sobre Melania Trump, por reci茅n concluir su experiencia como primera dama, es dif铆cil hacer todav铆a un balance adecuado.
鈥淐uando eres primera dama, Estados Unidos se muestra ante ti en todos sus extremos鈥, advierte Michelle. Es un desaf铆o desproporcionado para cualquier mujer.
Por eso, se aprecia el libro de Michelle Obama como una memoria de sus d铆as en la Casa Blanca, como fue mi primer pensamiento al respecto. Lo que no esperaba, pero me sorprendi贸 gratamente, fue la primera parte, 鈥淢i Historia鈥, con su relato fascinante sobre esa jovencita de clase trabajadora, cuya familia viv铆a en casa de renta y que llegar铆a a ser inquilina de la mansi贸n presidencial.
Esa es la fascinaci贸n de Michelle Obama entre las mujeres mexicanas. Bienvenido su libro.