No cabe duda que si una imagen ha logrado posicionarse como predominante en la imaginaci贸n popular de mexicanos y estadounidenses es la de un muro.
Simple, plana, sin dobleces, la imagen del muro ofrece la misma perspectiva cuando se observa desde ambos lados de la frontera: evoca divisi贸n, lejan铆a, adversidad, obst谩culos a la comprensi贸n mutua, barreras al di谩logo.
Me resulta particularmente dif铆cil de creer que entre dos pa铆ses con una larga frontera com煤n y lazos hist贸ricos profundos, la palabra muro sea la m谩s recurrente en el lenguaje de la relaci贸n bilateral.
No me refiero tanto al muro de Trump, que fue quien puso los muros bajo los reflectores, aunque f铆sicamente la barrera ya exist铆a antes que 茅l llegara a la Casa Blanca en algunos tramos de la frontera.
M谩s bien, hablo de los muros como met谩fora e imaginaci贸n, de los insidiosos muros invisibles que se interponen entre mexicanos y estadounidenses y se expresan a trav茅s de ideas y conceptos que establecen la hostilidad y el repudio entre dos naciones.
El Presidente Trump va a llevar adelante la construcci贸n, a un costo elevad铆simo, de algunos segmentos del muro f铆sico ante la imposibilidad de sellar los 3 mil kil贸metros de frontera.
Pero no se detiene ah铆: ha exigido -recurriendo a diversos medios de presi贸n- a los mexicanos que construyan su muro en la frontera sur de M茅xico, la que colinda con Guatemala y es la puerta de entrada de los migrantes provenientes, principalmente, de Honduras, El Salvador y Guatemala.
Diligentemente, el Gobierno del Presidente L貌pez Obrador accedi贸 a la petici贸n y se convirti贸, qui茅n lo dir铆a, en el m谩s intenso promotor de la pol铆tica de 鈥渃ontenci貌n鈥 de los migrantes centroamericanos que intentan llegar a M茅xico en su ruta a los Estados Unidos.
Penosamente, vimos el lunes 20 de enero im谩genes en televisi贸n y redes sociales de elementos de la Guardia Nacional mexicana bloqueando su paso, persigui茅ndolos, someti茅ndolos con violencia y gases lacrim贸genos no importando que hubiera mujeres y ni帽os en la multitud.
No se trata de cuestionar si el Gobierno mexicano 鈥渁plica la ley鈥 o no, sino el origen de sus motivos (las presiones de Trump) y sus m茅todos insensibles y contrarios a la dignidad de las personas que, en teor铆a, no deber铆an emanar de un gobierno que se dice de izquierda.
El muro azteca se revel貌 por completo ese d铆a. No es la primera vez que vemos im谩genes similares tanto en la frontera sur como en Tijuana, pero s铆 la primera ocasi贸n en que se exhibe en toda su crudeza la debilidad extrema del Gobierno mexicano frente a Estados Unidos.
Apenas el 16 de enero hab铆a visitado M茅xico el Procurador estadounidense, William Barr, para entrevistarse con los funcionarios del Presidente L貌pez Obrador. No sabemos los mexicanos qu猫 se acord贸 con Barr, pero nos damos una idea aproximada cuando vemos el uso que se le est谩 dando a la Guardia Nacional.
No se despliegan sus elementos en Chilapa, Guerrero, en donde 10 m煤sicos ind铆genas integrantes de una peque帽a orquesta fueron acribillados y quemados despiadadamente en sus veh铆culos.
No se despliegan en Las Pomas, Chihuahua, en donde un comando de pistoleros a bordo de 50 veh铆culos entr贸 al poblado, incendi貌 22 casas, prendi贸 fuego a 7 veh铆culos y mat貌 y secuestr貌 a un n煤mero indeterminado de personas.
No se despliegan en Guanajuato, en donde en los primeros 15 d铆as de enero ocurrieron 213 asesinatos con armas de fuego y hubo al menos 65 polic铆as asesinados durante 2019.
No, no se despliegan sus elementos ah铆 en donde deber铆an estar, ah铆 en donde los mexicanos somos vulnerables y estamos indefensos ante la ola de violencia que se vive en M茅xico.
Se despliega por miles la Guardia Nacional en la frontera sur porque as铆 son las prioridades que el Gobierno mexicano ha hecho suyas, cuando son las que en realidad satisfacen a los intereses estrat茅gicos de otro pa铆s.
Eso quedar谩 para los libros de historia: 20 de enero del 2020, el d铆a en que se edific貌 el muro azteca. Nuestros nietos se asombrar谩n al leerlo.