San Francisco, California.- Un peque帽o regalo de vida me lleg贸 de manera inesperada, hace unos d铆as, al llegar a la aduana de la autoridad migratoria estadounidense en el Aeropuerto Internacional de San Francisco sin problema alguno con mi Visa B1 B2.
Despu茅s de pasar mi esposa e hijas por la revisi贸n del agente migratorio, nos enfilamos a recoger las maletas y buscar transporte rumbo al centro de la ciudad.
En ese instante, me percat茅 que al entrar a los Estados Unidos con mi familia me puse en una posici贸n de ciudadano con buena reputaci贸n con el gobierno de ese pa铆s, algo de lo que muchos pol铆ticos mexicanos no pueden presumir.
Sus reputaciones est谩n arruinadas, son 鈥減ersonas de inter茅s鈥, como se dice ahora, en indagaciones criminales, lo que sea, pero no pueden entrar legalmente a los Estados Unidos, ni ellos ni sus familias, socios y c贸mplices en sus negocios pol铆ticos turbios.
隆Lo que dar铆an ellos por visitar San Francisco con toda tranquilidad y acompa帽ados de sus familias!
Pens茅 entonces en lo valioso de este regalo que como ciudadano con buena reputaci贸n recib铆, por las siguientes consideraciones:
No soy empleado ni funcionario de gobierno federal o estatal alguno, ni tengo puesto en las 谩reas de compras o pagos a proveedores de empresas p煤blicas que brindan jugosas oportunidades de hacer m谩s dinero que si me sacara la loter铆a, pero tengo mi visa norteamericana sin problemas.
No soy diputado federal ni senador del partido oficial o de los partidos comparsas en el Poder Legislativo, ni tengo inmunidad, privilegios, gastos pagados, camioneta con chofer, ni charola para apantallar bobos, pero tengo mi visa sin complicaciones.
No soy administrador de aduanas, no tengo compadres en Pemex ni en el Tren Maya o en el AIFA que me 鈥渆chen la mano鈥 con un contratito para juntar dinero para un penthouse en Houston, pero tengo mi visa en paz.
No soy amigo de los hijos de encumbrados pol铆ticos que reparten contratos y asignaciones directas como si fueran naipes en un juego de p贸ker, embajadas y consulados a diestra y siniestra, pero tengo mi visa en orden.
No me tomo fotograf铆as con pol铆ticos, no tengo amigos narcos o lavadores de dinero, no necesito que los criminales me financien nada, ni campa帽as electorales o como socios de alg煤n negocio, simplemente mi visa est谩 activa.
No me interesa frecuentar a pol铆ticos en desayunos y comidas, escribir bien de ellos por encargo, recibir favores o tratos preferenciales que me dejen las manos atadas, pero mi visa, 驴saben?, tiene buen r茅cord.
El reconocimiento de que la buena reputaci贸n permite a cualquier ciudadano libre de relaciones dudosas con los pol铆ticos mexicanos entrar tranquilamente a Estados Unidos, como en mi caso, me puso una amplia sonrisa en los labios plena de satisfacci贸n a mitad de un aeropuerto californiano.
鈥淓l crimen no paga鈥, dec铆an en las viejas pel铆culas norteamericanas de polic铆as y ladrones, pues siempre te alcanza 鈥渆l largo brazo de la ley鈥.
En cuanto el agente migratorio me regres贸 la tarjeta pl谩stica con mi Visa B1 B2, la guard茅 cuidadosamente en la cartera, la puse en el bolsillo del pantal贸n y le d铆 una palmadita amorosa: es mi peque帽o tesoro.
鈥淪an Francisco bien vale una visa", dir茅 en adelante, parafraseando la frase atribuida al rey franc茅s Enrique IV (鈥淧ar铆s bien vale una misa鈥), y eso es m谩s, mucho m谩s, de los que los pol铆ticos mexicanos en 鈥渓a lista鈥 mitol贸gica del Departamento de Estado pueden hacer hoy.
Por eso, dec铆a mi abuelita Mam谩 Chayito: 鈥渃u铆date de las malas compa帽铆as, Rogelito鈥, 隆qu茅 bueno que le hice caso!
