En alguna ocasión tuve el privilegio de desarrollar un proyecto político junto con Daniel Eskibel, un Consultor uruguayo que visualiza el fenómeno político a través de Nicolás Maquiavelo y Sigmund Freud.
Fue una delicia leer las valoraciones y recomendaciones de Daniel, basado en nuestros Monitoreos y Cartas de Navegación Política.
Lo más relevante de esa experiencia, fue su idea de que, en la confrontación política, tendemos a hacer de nuestros adversarios una caricatura, y nos confrontamos con ella, sin advertir que, por lo común, los adversarios son mucho mejores que la caricatura que hicimos de ellos. Esto explica muchas de las paradojas y decepciones que enfrentamos en la confrontación política.
Dicho de otro modo: Felipe Calderón es mucho mejor que la caricatura que los de la 4T han hecho de él, y Gerardo Fernández Noroña, también es mucho mejor que la caricatura que algunos sectores de la oposición han hecho de él.
Todo lo anterior viene a cuento, por la insistencia en la narrativa cuatro teísta, de que todos sus opositores o contestatarios representan o son: La Derecha.
Tal sobre simplificación de la geometría política, pasa por alto que, entre los opositores y contestatarios al régimen, también hay sectores de la izquierda. Personajes que apoyaron a AMLO desde la elección del 2006 y luego se decepcionaron, y otros que nunca lo apoyaron, porque advirtieron claramente su talante autoritario, y porque la izquierda siempre se distinguió por ser ilustrada, y les resultaba inadmisible tener un líder medio pendejo como AMLO.
Siempre he dicho que cada grupo político debe hacerse cargo de sus loquitos, esto es, encapsularlos, impidiendo que tomen el liderazgo, y lamentablemente los locos andan sueltos y desatados. Entre los opositores, esos loquitos son los que más se parecen a la caricatura de Derecha que han hecho de la oposición, y son un baluarte involuntario para Morena, porque apuntalan la polarización.
Apenas en gestación, poco a poco, se va un conformando el sector opositor racional, abierto a todas las corrientes ideológicas, a condición de que sean racionales, esto es, que no sean pinches locos, y en caso de que lo sean, que participen portando sus camisas de fuerza , al menos en tanto se alivien.
Como gente de izquierda liberal, que lo soy, sueño con una izquierda que no haga tantas pendejadas, y que sea ejemplo de buena gestión de gobierno y de honestidad.
Una izquierda que descalifique la caricatura siniestra que, ahora sí, la Derecha, ha hecho de ella.
Como diría John Lennon, ustedes dirán que soy un soñador, ¡pero no soy el único!
