En el cuestionario de una encuesta hay preguntas abiertas y cerradas. Cuando les damos opciones de respuesta, como por ejemplo, ¿aprueba o desaprueba usted la gestión del Presidente Municipal?, las opciones de respuesta son: aprueba, desaprueba, no sé y no contestó; y es por ello una pregunta cerrada.
Las preguntas abiertas no ofrecen opciones de respuesta, por ejemplo: De todo lo ocurrido recientemente en el municipio, ¿qué es lo que más presente tiene usted?, o ¿qué le diría al alcalde si pudiera usted platicar con él?. En estos casos la respuesta es verbalizada por los encuestados, y sus textos clasificados en categorías. Es más laborioso que con las preguntas cerradas, pero la riqueza de la información que se obtiene es valiosa por una razón fundamental: Se establece una conversación entre el político y la población.
El discurso, la narrativa o el relato del político, se orienta puntualmente a los temas e inquietudes de las mayorías, para de ese modo enamorar a la Muchacha, a través de establecer con ella, con las mayorías, la SINTONÍA, de donde se derivan el apoyo, la aprobación, la simpatía y la entrega.
Para verificar si efectivamente se ha conseguido el fortalecimiento siempre deseado, se tiene el indicador de aprobación a la gestión.
Así las cosas compañeros, si su compañía encuestadora no hace preguntas abiertas, muy probablemente ande usted dando palos de ciego, y se debe reflejar en que no levanta en el indicador de aprobación.
Si ya es mi cliente, usted bien sabe de lo que aquí planteo; si todavía no es mi cliente, no batalle más, ¡búsqueme!
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