El personaje de este siglo, AMLO, ha declarado que pronto pasará el bastón de mando a otra persona. Dicho de otro modo, alguien deberá agarrarle el palito.
El personaje en cuestión será determinado por un ejercicio demoscópico revolucionario, que contempla aleatorización y análisis estadístico complejo, de modo que el resultado se ajuste a la voluntad de AMLO. Esta aportación metodológica es conocida, entre los académicos, del modo siguiente: “Por mis güevos”.
Lo que sí se puede anticipar es lo siguiente:
Si llegado el momento, en el ánimo de AMLO domina el amor, será Claudia.
Si es el temor lo que invada al ánimo presidencial, será Marcelo.
Si como cuando se chingó el NAIM, se apodera de su ánimo el irrefrenable impulso de exhibirse como poderoso, será Adán.