Alejandro Moreno

LAS ENCUESTAS
Pareciera que, más que a razones métodológicas, las discrepancias de encuestas reflejan motivaciones políticas. Por lo pronto, la confianza en sus resultados está volando bajo.



La concentración ciudadana podría jugar un papel de activación, no sólo entre quienes participen, sino por la narrativa que se construya en los últimos días de las campañas.


A las encuestas, como a las instituciones, hay que fortalecerlas, sobre todo si queremos que sigan teniendo un papel informativo y de certeza.


La imagen de las y los candidatos es un factor muy importante en la decisión de voto. No se trata solamente de conocerles, sino de tenerles en buena estima.


Xóchitl Gálvez está dejando una imagen de negatividad que el electorado no está recibiendo del todo bien, o por lo menos no como alguna vez le respondió a Fox o a Calderón al lanzar campañas de ataque.



Pareciera que los políticos creen que los resultados de encuestas y no las propuestas son las que convencen a las y los electores. Lo dudo.


En una campaña política, el recurso de los ataques no es accidental, sino es una estrategia delineada y premeditada.


Los públicos muy interesados en el debate son principalmente partidistas duros que ya decidieron su voto. Entre apartidistas e indecisos, el interés en el debate es mucho menor.


En una sociedad democrática, las encuestas ofrecen información muy valiosa acerca de las opiniones, conductas e intenciones de las y los votantes rumbo a una elección.


El electorado está dividido en dos partes muy claras: una que recibe apoyos sociales del gobierno y da su apoyo al partido gobernante, y otra que no recibe apoyos y prefiere a la oposición.


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