Rogelio Ríos

La lectura del libro “Becoming, Mi Historia”, no me decepcionó ni lo hará, estoy seguro, cuando ustedes lo lean.

No acabo de conciliar en mi mente cómo es que, en plena era de la tecnología inalámbrica, nos haya sucedido esto: aquí estoy, en la fila.

Al enviar la iniciativa de reforma la legislación de la industria eléctrica, en medio del desastre sanitario en que vivimos, López Obrador fija sus prioridades en una batalla que no es la más urgente en el momento.

Con su libro, Anaya le da batalla a AMLO en el terreno de las publicaciones como idearios políticos lo cual es una invitación a discusiones de alto nivel, no a pleitos de cantina.

Podemos sentir por López Obrador la misma empatía que tenemos hacia cualquier otra persona en su situación de contagio, pero eso no implica renunciar a la crítica por su actitud irresponsable.

Si algo hizo Trump en favor de su país fue poner en riesgo la democracia a tal grado que contribuyó a detonar la reacción que salvara a la República.

¿Qué caso tiene intentar un juicio político a escasos días de que Trump deje el cargo? ¿No será solamente una pérdida de tiempo y un obstáculo al arranque de la Administración Biden?

Darle asilo o refugio es meterse de lleno en un conflicto entre Assange y Estados Unidos que puede dar lugar a roces diplomáticos severos entre México y su vecino del norte por un tema menor e inesperado.

Vamos a vivir en el 2021 esa sensación de que regresamos de una guerra y que sufriremos el “estrés postraumático”, como lo nombran los especialistas.

Hay en el coronavirus un mensaje para nosotros, hombres y mujeres, sobre nuestro lugar en la naturaleza y en la creación. El mensaje no puede ser más claro ni más sencillo: vive y deja vivir.