Rogelio Ríos

MIRADA AL MUNDO
Washington ejercerá la mayor presión para que se integre un frente contra China Popular. Llegado el momento ¿qué decidirá el Presidente López Obrador apoyar a Washington o a Beijing?


Tal vez deberíamos aprovechar la pandemia, el encierro y la frontera cerrada, para sacudirnos los mitos que nos forjamos en México sobre los Estados Unidos.


No vale la pena desesperarse por algo que ya ha pasado tantas veces y que volverá a pasar otras tantas más: la tragedia de México.


Un 60 por ciento de los mexicanos en edad de trabajar lo hacen en el sector informal de la economía, no tienen salario regular, deben salir “a corretear la chuleta”.


En un momento en que el Gabinete de López Obrador se nota desequilibrado es un alivio saber que, por lo menos, la política exterior se encuentra en muy buenas manos.


Gobernar por decreto es entregarse a los brazos de la tentación autoritaria. Utilizar a la emergencia sanitaria como pretexto y justificación de sus acciones es éticamente reprobable.


No sé qué sea lo menos apropiado para enfrentar el desafío sanitario, económico y social del Coronavirus, si el pragmatismo extremo del Presidente Trump o el mesianismo de López Obrador.


Como madre de familia, primera ministra de Nueva Zelanda, ella tuvo la empatía suficiente para darse cuenta de la ansiedad de los niños por salir a jugar en medio de la pandemia.


Si bien quedarse en casa es una protección contra el coronavirus, por otra parte, es también un terreno fértil para el incremento de la violencia familiar.


Como Presidente de México, padre de familia y abuelo feliz de su primer nieto, ¿qué le falta a Andrés Manuel para empezar a cuidarse?


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