El Papa que vino del sur聽

En la Catedral de la Ciudad de M茅xico rega帽贸 con dureza a los obispos. Dio uno de los discursos m谩s fuertes que un Papa haya dirigido a su clero en p煤blico.
24/04/2025

Jorge Mario Bergoglio naci贸 en Buenos Aires, en el barrio de Flores, en 1936. Hijo de inmigrantes italianos, vivi贸 en una casa modesta donde aprendi贸 el valor del esfuerzo y la humildad. Antes de ser sacerdote, trabaj贸 como t茅cnico qu铆mico, y ya desde joven mostraba un esp铆ritu profundo, amante de los libros.

Atesoraba un encuentro con Jorge Luis Borges, quien, ciego pero l煤cido, lo recibi贸 en la Biblioteca Nacional. Aquella conversaci贸n fue para el joven jesuita una revelaci贸n: la fe pod铆a dialogar con la literatura, la raz贸n con el misterio.

Aficionado entra帽able al Club San Lorenzo, su pasi贸n por el f煤tbol era una forma de comuni贸n con la vida. No era raro que evocara goles de los a帽os 40 y 50 con una sonrisa c贸mplice. Ya como Papa, conserv贸 su credencial de socio activo y convirti贸 su afici贸n en una met谩fora pastoral: el f煤tbol ense帽a comunidad, esfuerzo y lealtad. En 2025, su club le rindi贸 homenaje al nombrar su estadio 鈥淧apa Francisco鈥. La mezcla de fe y barrio siempre fue su sello.

Fue elegido Papa en 2013, el primero americano y jesuita. Su llegada rompi贸 moldes. Rechaz贸 lujos y protocolos. Prefiri贸 vivir en la residencia de Santa Marta antes que en los palacios vaticanos. Usaba zapatos comunes y cargaba su malet铆n como cualquier otro sacerdote.

En sus primeros gestos como Pont铆fice revel贸 su pensamiento: lav贸 los pies a migrantes y mujeres, habl贸 de 鈥減eriferias鈥 y 鈥渕isericordia鈥 y repiti贸 que la Iglesia deb铆a ser un 鈥渉ospital de campa帽a鈥. Llam贸 a cuidar 鈥渘uestra casa com煤n鈥 mucho antes de que el cambio clim谩tico ocupara titulares. Fue inc贸modo para muchos: denunci贸 el capitalismo salvaje, pidi贸 acogida para los migrantes y respeto a la diversidad sin ceder en la doctrina. Pero su cr铆tica m谩s dura fue interna: contra el clericalismo, la burocracia eclesial y la falta de cercan铆a de los obispos con su pueblo.

Su visita a M茅xico en 2016 fue profundamente significativa. Lleg贸 el 12 de febrero tras pasar por Cuba y atendiendo la invitaci贸n del entonces presidente Enrique Pe帽a Nieto. Estuvo en la capital, el Estado de M茅xico, Chiapas, Michoac谩n y Ciudad Ju谩rez. En cada sitio dej贸 un mensaje claro sobre dignidad humana, justicia social y la responsabilidad de la Iglesia. Era la s茅ptima visita de un Papa a M茅xico, pero la primera vez que nos visitaba un pont铆fice latinoamericano.

El pa铆s que recibi贸 a Francisco estaba golpeado: violencia, impunidad, una econom铆a estancada y un presidente desacreditado. Pe帽a Nieto, acusado de frivolidad y corrupci贸n, vio en el Papa una bocanada de legitimidad. Pero Francisco no se prest贸 del todo. Su cr铆tica fue m谩s sutil, simb贸lica, fiel a su estilo.

No se reuni贸 con las familias de Ayotzinapa, no habl贸 directamente de feminicidios ni de la pederastia clerical. Esa tibieza decepcion贸 a muchos. Pero Francisco ten铆a otro objetivo: sacudir a la propia Iglesia mexicana.

En la Catedral, el 13 de febrero, rega帽贸 con dureza a los obispos: les pidi贸 dejar de actuar como 鈥減r铆ncipes鈥, y los exhort贸 a discutir como 鈥渉ombres de Dios鈥, a reconciliarse, a buscar la unidad. Algunos obispos bajaron la mirada, otros se miraron at贸nitos. Fue uno de los discursos m谩s fuertes que un Papa haya dirigido a su clero en p煤blico. 驴Tomaron nota? 驴Son ahora m谩s pastores que bur贸cratas? 驴Ha dejado de ser la Iglesia mexicana un basti贸n conservador y dividido?

Francisco tambi茅n rindi贸 homenaje en Chiapas a Samuel Ruiz, el obispo de los pobres, en un gesto que contrast贸 con la distancia que guard贸 de figuras del alto clero mexicano como Norberto Rivera. Su visita hizo visible la fractura eclesial: disputas entre la nunciatura, el cardenal Su谩rez Inda y la arquidi贸cesis capitalina. Francisco vino a incomodar, aunque muchos no lo notaron. Incluso a su regreso, lanz贸 una frase que recorri贸 el mundo. Consultado sobre el muro que propon铆a Donald Trump, dijo: 鈥淯na persona que piensa en construir muros, y no puentes, no es cristiana鈥. Un dardo directo, sin estridencias pero con fuerza.

En lo personal, esa visita qued贸 marcada a fuego. Mi padre muri贸 el 8 de febrero de ese a帽o. Mientras Francisco hablaba en el Z贸calo, en San Crist贸bal o en Ju谩rez, en mi casa reinaba el silencio del duelo.

Sent铆 que Francisco, de alguna forma, hablaba tambi茅n de mi padre: de los hombres justos, discretos, que nunca buscaron t铆tulos ni homenajes, pero que dejan huella.

Francisco muri贸 apenas hace unos cuantos d铆as. Su legado, como 茅l mismo, es inc贸modo: no tanto por su radicalismo, m谩s bien por ese dejo de ternura. Fue el Papa del pueblo, pero tambi茅n el Papa de los gestos, de los silencios significativos.

En un mundo de gritos, su voz baja fue m谩s elocuente. Y en el recuerdo de aquel triste febrero de 2016, me queda la certeza de que a veces, un hombre vestido de blanco puede hacernos sentir menos solos en el dolor y m谩s humanos en la fe, cualquiera que esta sea.

Tiempo al tiempo.



H脡CTOR GUERRERO es periodista director de @politicamx @TiempoReal_mx y @losfuertes.mx. Las expresiones aqu铆 vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opini贸n y no necesariamente reflejan la postura editorial de Mobilnews.mx.

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