Salvador Borrego

BORREGO DIXIT
Por una parte nos hacemos pendejos con las ilegalidades en el triunfo de Claudia, y por la otra, se olvidan ellos de la sobrerrepresentación.



Ante la crisis desatada tras las elecciones del domingo pasado en Venezuela es natural la comparación con el pasado proceso presidencial en México



Para un presidente que presumía de saber todo lo que pasa entre las fronteras de su país, es una humillación descomunal tener que reconocer que no sabe cómo fue que los gringos capturaron al “Capo di tutti i capi”.


Los loquitos andan alborotados. Las batallas que se están librando no son entre izquierdas y derechas, ni conservadores contra liberales, sino entre la razón y la locura.


Muchos viven en la ilusión de que todavía disfrutamos de una democracia liberal, con su estado de derecho. La realidad es que AMLO ya se apoderó de casi todo y ya distorsionó casi todo. 


Con el juicio político en ciernes y el apoyo de AMLO, aunque parece que el gobernador de Nuevo León la librará, es incierto su futuro.



Cuando nos dicen que le van a dar continuidad a las mamadas de AMLO, pero que al propio tiempo usarán sus conocimientos y talentos, es claro que andamos por los terrenos de la contradicción.


Contrario a lo que algunos alucinados pretenden, el triunfo de Claudia no representa derrota para Carlos. La derrota fue para Xóchitl y su equipo de campaña.



Eran tiempos de opresión, pero manteníamos puesta nuestra atención, y nuestras esperanzas, en la lucha interna por el poder que se daba en el PRI.  



Las respuestas en las encuestas de Morena se alinearán de acuerdo a lo que AMLO y Claudia desean. La primera pregunta induce las respuestas.


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